sábado, 9 de abril de 2011

Don Mariano

¡Cómo me gusta la primavera! ¡Cómo les gusta la primavera a mis vecinos! Venir al patio es una gozada. Los días se alargan, la temperatura es agradable y eso da para que las tertulias de mis vecinos también se prolonguen delante de un cafelito, un trago de agua clara o incluso alguna cervecita. En ésto último siempre hay debate de cuál es la mejor. Ya se sabe: Eugenio, de Palas de Rei, declama las excelencias de una Estrella Galicia; Paco, murciano de Lorca, que no, que no, que la Estrella Levante; A José, bajoaragonés enamorado de su tambor y su mujer (nunca me he atrevido a preguntarle en qué orden), no le sacas de una Ambar; y claro, cualquiera le discute a Pepe, que vivió hasta los dieciséis años en el barrio de la Macarena “¡sí hombre, vais a compararlas con mi Cruzcampo fresquita!”. Incluso yo, intento, es difícil, a veces, meter baza “¡eh, que aquí tenemos La Damm, ¡no fotem!, o incluso la Moritz o la Glops, ¡que además es de LH!”. Como se puede comprobar hay cierta “bierdiversidad”. En fin, así son las tertulias del patio: llanas, sencillas, sinceras, acaloradas muchas veces pero siempre, siempre, amigables y con el sentido común que tienen todos mis vecinos, que es mucho y bueno.

Y con ese sentido común, Paco nos explicaba el curioso momento que está viviendo su empresa. Lo que está ocurriendo y lo que nadie con dos dedos de frente entiende, dice Paco. Paco trabaja en una empresa con sede en todas las comunidades autónomas y su jefe, ha propuesto en la zona del Levante un ascenso a un “tipejo” (dice Paco que lo es) que no contento con utilizar el coche de la empresa, se cambió los muebles de casa y los pasó como gastos de empresa. Evidentemente, eso se supo enseguida a través del boletín interno de la compañía, con lo que se armó la marimorena pues todo el mundo recordó que semejante personaje fue el culpable por su mala gestión de un recorte que llevó al paro a compañeros de trabajo. En definitiva, todo el mundo sabe, incluido el jefe, que el “candidato” es un “perla”, pero cómo dice Paco: “O mi jefe es un incompetente o es un cagón”.

Todos estamos de acuerdo que si el jefe de Paco es incompetente, debería dejar el cargo y si lo que le ocurre es por temor, casi es peor, por que… ¿Temor a qué? ¿A quién? y sobre todo ¿Por qué?

Algo parecido le pasa a Don Mariano, que está encantado con todos sus candidatos, a pesar de que muchos de ellos estén imputados en casos de corrupción. Don Mariano debería pensar si esos paquetes que lleva en sus alforjas le van a ir bien para ese viaje que tiene programado, con hipotético final en el despacho presidencial de la Moncloa. Yo creo que no.

Si Don Mariano quiere ser un gran líder y un gran estadista, lo primero que debe hacer es respetar de verdad al Poder Judicial. Retire usted al corrupto Don Mariano. No apoye, Don Mariano, a candidatos que se mofan de las instituciones y de sus ciudadanos tras choricear y choricear y sobre todo, recuerde para el futuro, Don Mariano, que: “de esos polvos, esos lodos”. Aunque claro, usted ya tiene un barrizal en casa. ¡Pobre!